Babesia

¿En qué consiste?

La Babesiosis, es una enfermedad provocada por protozoos intraeritrocitarios del género Babesia.

Las clasificaremos en función de su tamaño en:

  • Grandes: Babesia canis, B. vogeli.
  • Pequeñas: Babesia gibsoni, B. microti.

 

Esta enfermedad más típica de Europa central y del norte de España está aumentando su incidencia en otros territorios, debido al cambio climático, cambios en el tipo de vida, aumento de los viajes intercomunitarios, o adopciones de animales de zonas endémicas.

Imagen 1: Mapa en el que se muestra la distribución del vector responsable de la transmisión de la babesiosis en España. Fuente Centro Europeo de control y prevención de enfermedades.

Es una enfermedad transmitida a través de garrapatas, aunque de forma menos frecuente puede ser transmitida transplacentaria o por mordeduras de animales infectados o portadores.
Este protozoo al llegar al hospedador provoca la infección de los glóbulos rojos provocando su destrucción.
Los síntomas más típicos son: fiebre, dolor muscular y articular, orina oscura, mucosas pálidas, ictericia generalizada, debilidad, anorexia, vómitos, incluso en casos graves puede provocar la muerte del paciente. Muchos de ellos son síntomas inespecíficos lo que complica el diagnóstico.

Imagen 2: paciente con ictérica. En la fotografía se observa la esclera del ojo con coloración amarilla.

Las alteraciones laboratoriales más frecuentes son:
Anemia, de carácter hemolítico. A veces debido a la rapidez del cuadro podemos observar anemias inicialmente no regenerativas que pasan posteriormente a ser a regenerativas, por lo que es muy importante controlar la evolución.
Trombocitopenias severas, las cuales por lo general no van asociadas a sangrados.
Hiperbilirrubinemia.
Alteración transaminasas hepáticas.
Hiperbilirrubinuria, proteinuria y cilindruria.
En los cuadros más graves podemos observar fallo renal y coagulación intravascular diseminada.

Imagen 3: frotis sanguíneo en el que se observa aglutinación macroscópica.

¿Cómo lo diagnosticamos?

El diagnóstico se basará en la historia clínica, examen físico, hallazgos laboratoriales y la confirmación mediante una de estas técnicas:

  • Identificación microscópica del parásito en un frotis sanguíneo, lo cual suele ser complicado, a no ser que presente una carga parasitaria alta y es más fácil cuando se trata de formas grandes. Lo ideal es tomar la muestra de sangre de un vaso auricular.
  • Medición de anticuerpos (ELISA): lo cual puede dar un falso negativo si el cuadro es muy agudo y aún no ha dado tiempo a que se genere la seroconversión.
  • Diagnóstico molecular (PCR): identifica el tipo concreto de Babesia que provoca el cuadro, aunque tarda varios días en obtenerse el resultado.

Imagen 4: frotis sanguíneo en el que se observan formas parasitarias dentro de un glóbulo rojo (flecha).

Imagen 5: frotis sanguíneo en el que se observan formas parasitarias dentro de un glóbulo rojo, con la imagen característica de Babesia canis llamada “Cruz de malta” compuesta por 4 formas parasitarias en el mismo eritrocito (flecha).

¿Cuál es el mejor tratamiento?

El tratamiento para la eliminación del parásito consiste en la administración de Dipropionato de Imidocarb vía intramuscular o subcutánea. La administración de este fármaco debe ser bajo la supervisión veterinaria dado que puede tener efectos secundarios graves.
Además será necesario un tratamiento sintomático y de soporte como fluidoterapia, antieméticos, antipiréticos, transfusión de concentrado de eritrocitos o plasma fresco congelado según el cuadro que muestre el paciente.
Las formas pequeñas son más difíciles de tratar, pueden ser refractarias a los tratamientos convencionales y llegar a provocar cuadros crónicos. Para estas formas el tratamiento adecuado es Azitromicina y Atovacuona.
Tras el tratamiento hay pacientes que pueden mantenerse como portadores asintomáticos o animales que desarrollen un cuadro crónico sin que hayan necesitado tratamiento previo. En estos casos la realización de una esplenectomía o medicación inmunosupresora puede provocar la activación del parásito y la reactivación del cuadro.
En aquellos animales tratados tiene poco beneficio la realización de pruebas de control como la medición de anticuerpos o PCR dado que la enfermedad no siempre desaparece. Por lo que lo más sugestivo de recuperación es el seguimiento de las alteraciones clínicas y analíticas.
Para prevenir esta enfermedad es muy importante el uso de antiparasitarios y reforzar estos tratamientos cuando se vaya a viajar a zonas endémicas, como el norte de España.

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